Los productos químicos para carreteras, los productos de limpieza y las sustancias ambientales pueden degradar el caucho de los neumáticos con el tiempo; la prevención es clave para la protección. La sal para carreteras (utilizada en invierno) y los descongelantes corroen el caucho, provocando grietas y pudrición seca. Enjuague bien los neumáticos después de conducir por carreteras saladas para eliminar los residuos. Evite el uso de productos de limpieza fuertes (por ejemplo, lejía, amoníaco) en los neumáticos, ya que quitan las capas protectoras de goma. En su lugar, opte por limpiadores específicos para neumáticos con pH neutro. Los productos a base de petróleo (por ejemplo, algunos desengrasantes y lubricantes) ablandan el caucho, haciéndolo propenso a desgarros y desgaste prematuro; manténgalos alejados de los neumáticos. Al estacionar, evite el contacto con selladores de concreto, derrames de petróleo o productos químicos industriales, que pueden dañar el caucho. Aplique regularmente un protector de llantas a base de agua para crear una barrera contra los químicos y los rayos UV. Al proteger los neumáticos de sustancias nocivas, se preserva la integridad del caucho y se prolonga su vida útil.