Los sistemas de control de la presión de los neumáticos (TPMS) son herramientas valiosas para la protección proactiva de los neumáticos: aprenda a utilizarlos de forma eficaz. El TPMS le avisa de baja presión, pero no espere a que se encienda la luz de advertencia: normalmente se activa cuando la presión cae un 25 % por debajo de los niveles recomendados, lo que ya provoca un mayor desgaste. Utilice los datos del TPMS para comprobar la presión con regularidad y combínelo con un medidor manual para mayor precisión (el TPMS puede tener ligeros retrasos). Si la luz de advertencia permanece encendida, solucione el problema de inmediato; la baja presión puede indicar una fuga o un cambio relacionado con la temperatura. Para vehículos con TPMS avanzado, controle la presión y la temperatura de los neumáticos individuales para detectar inconsistencias (por ejemplo, un neumático pierde presión más rápido que otros). Mantenga los sensores TPMS en buenas condiciones durante la rotación o el reemplazo de neumáticos; los sensores dañados pueden generar alertas falsas. Al aprovechar la tecnología TPMS, detecta los problemas de presión a tiempo, reduce el desgaste y evita costosos daños en los neumáticos.